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lunes, 6 de febrero de 2017
Jared Kushner, yerno de Donald Trump, verdadero poder tras el trono

Mauricio Macri se congratuló esta semana por la comunicación telefónica que mantuvo con Donald Trump, un privilegio al que accedieron unos pocos mandatarios luego de las elecciones en los Estados Unidos. El gobierno argentino logró el contacto directo con el futuro presidente estadounidense porque golpeó la puerta correcta: en las gestiones intervino el yerno de Trump, Jared Kushner, señalado por la prensa de su país como uno de los hombres de mayor confianza del magnate y como su operador político predilecto.
La canciller Susana Malcorra habló con Kushner por sugerencia de asesores de Trump con los que había dialogado durante la campaña. Kushner pautó con Malcorra el horario y número telefónico para el llamado entre Macri y Trump, según dijeron fuentes de la Cancillería a PERFIL. Funcionarios de la Casa Rosada al tanto de las tratativas también aludieron a gestiones previas de José Torello, jefe de asesores de Presidencia y amigo íntimo de Macri, a través de Eric Trump, hijo del electo presidente estadounidense. Sin embargo, la intervención de Kushner fue la que pesó para concretar el contacto.
El sitio Político describió ayer al marido de Ivanka Trump como “la persona más poderosa después del propio Trump” en su equipo de transición. Se especula con que el joven empresario podría ocupar un cargo de relevancia en el futuro gobierno, tal vez sin cobrar dinero para no violar las leyes contra el nepotismo.
Yerno y suegro vienen del mismo microclima social: al igual que Trump, Kushner pertenece a una de las familias más ricas e influyentes de Nueva York, poseedora de un imperio inmobiliario del que Jared se hizo cargo a los 27 años. Su abuelo Joseph llegó a los Estados Unidos en 1949, escapando del Holocausto, y sentó las bases de la empresa familiar en New Jersey. El “boom” de la constructora Kushner Companies llegó con el padre de Jared, Charles Kushner, quien fue un activo benefactor de los demócratas.
Jared saltó a las grandes ligas obligado por la caída en desgracia de su padre: en 2005, Charles fue condenado a dos años de cárcel por evasión fiscal, donaciones ilegales en campañas y extorsión a un testigo: el marido de su hermana, a quien Kushner padre filmó manteniendo relaciones sexuales con una prostituta, cuyos servicios él mismo había pagado.
La irrupción de Jared en el mercado no pasó desapercibida: en 2006, compró una torre en la Quinta Avenida por 1.800 millones de dólares, una cifra que sigue siendo récord. Un año antes, había adquirido el diario The New York Observer, un medio de nicho pensado para la elite de los negocios en Manhattan.
En 2009, Jared se casó con su novia, Ivanka, quien se convirtió al judaísmo para satisfacer el deseo de Kushner de una boda ortodoxa. A partir de entonces, el ascenso de Jared en el círculo íntimo de Trump fue imparable. Un perfil de la revista Vanity Fair, titulado “Cómo Jared Kushner se convirtió en el ‘mini-me’ de Trump”, lo pintó como el “jefe de facto” de la campaña presidencial: desplazó asesores que no eran de su paladar, comandó la estrategia digital, contribuyó a la redacción de los discursos de su suegro y operó para Trump dentro y fuera de los Estados Unidos. Entre otras cosas, trabajó durante cinco meses para que el magnate visitara en México a Enrique Peña Nieto, uno de los tres presidentes latinoamericanos que lograron contacto directo con Trump. Otro fue Macri.
miércoles, 1 de febrero de 2017
El yerno de Trump donò millones de dólares a Israel
La fundación del yerno de Trump donó miles de dólares a los asentamientos
La fundación de caridad de los padres de Jared Kushner, el yerno del presidente electo, Donald Trump, han donado decenas de miles de dólares a grupos e instituciones de Cisjordania (Judea y Samaria).
De acuerdo con un reporte del diario Haaretz, que cita formularios del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la Fundación Charles y Seryl Kushner, que ha concedido varios millones de dólares a diversos proyectos de caridad, y particularmente, entre los años 2010 y 2014 ha donado un promedio de cinco mil y diez mil dólares anuales a proyectos sociales y religiosos en los asentamientos.
Jared Kushner y sus tres hermanos integran el directorio de la Fundación.
Entre las instituciones de Cisjordania que recibieron fondos figuran los Amigos Norteamericanos de la yeshiva (academia rabínica) de Bet El, que recibió 20 mil dólares en 2013; la Fundación Etzíon, que apoya a la Yeshivá Har Etzíon, el kibutz Midgal Oz y el Colegio Universitario Herzog para la formación de maestros, todos ubicados en el bloque de asentamientos de Gush Etzíon, recibieron dos donaciones que suman un total de 15 mil dólares, y la sede de Ohr Tora Stone en el asentamiento de Efrat, recibió cinco mil dólares.
La fundación también ha donado a otras instituciones israelíes. En 2014, prometió18 millones de dólares al Hospital Shaarei Zedek de Jerusalén, además de los dos millones de dólares a los que se había comprometido anteriormente. La fundación también prometió conferir 315 mil dólares durante tres años a los Amigos de las Fuerzas de Defensa de Israel; en tanto que Jared Kushner es miembro del directorio de la organización.
Otras instituciones israelíes apoyadas por la fundación, según el diario Haaretz, son la Orquesta Filarmónica de Israel con 2.500 dólares; la Academia Betzalel de Artes y Diseño de Jerusalén, mil dólares; El servicio de rescate United Hatzalah, 70 mil dólares; el Fondo de Investigación de Cáncer de Israel, diez mil dólares; Meir Panim Lajaial, que apoya a los soldados israelíes, cuatro mil dólares; el centro para niños con necesidades diferenciales Shalva en Jerusalén, veinte mil dólares; el Hospital Maayanei Yeshua, 25 mil dólares, y el Hospital Rabin (Beilinson) de Petaj Tikva, 23 mil dólares .
Según el reporte, la fundación también apoya a organizaciones judías de EE.UU., incluyendo escuelas judías, asociaciones de beneficencia y centros culturales. Entre las donaciones figuran 30 mil dólares para las instituciones de Jabad; 250 mil dólares para la Escuela Ramaz de Manhattan y veinte mil dólares a Kehillat Jeshurun, una sinagoga de Upper West Side de Nueva York cuyo rabino Haskel Lookstein supervisó la conversión de Ivanka Trump antes de casarse con Jared Kushner.
Jared Kurshner, de 35 años y marido de Ivanka Trump, ha participado activamente en la campaña del candidato republicano en las redes sociales y otras plataformas digitales, y algunos reportes le atribuyen gran influencia en la estrategia política del presidente electo.
Fuente: Aurora Israel
viernes, 27 de enero de 2017
Jared Kushner, el yerno y asesor de Donald Trump, es el Judio mas poderoso del mundo?

A través de la historia de Estados Unidos, ha habido judíos que han ocupado cargos importantes en la Casa Blanca como asesores de varios presidentes. Y ha habido miembros de la familia de presidentes, esposas y hermanos especialmente, que han ejercido un enorme poder político desde la residencia oficial de la presidencia.
Pero nunca ha habido la combinación que se refleja en la llegada de Jared Kushner como asesor principal de su suegro, Donald Trump. La combinación de la autoridad política pura y los lazos familiares en la dirección más poderosa en el mundo se traducen en que Kushner, que cumplió 36 años ayer, podría representar un nivel de influencia judía históricamente sin precedentes.
Cualquier cosa que pensemos de él o del hombre a quien sirve, Kushner volverá a dibujar la imagen del judío americano por excelencia – irónicamente, ya que como un hombre súper rico, moderno ortodoxo, políticamente conservador (especialmente en Israel), refleja la más pequeña franja de la judería del siglo XXI. Eso no importará, ni para quienes lo miran con admiración, o para aquellos que ven en él la encarnación del judío intrigante.
No será el primer presidente judío. Pero será el primer judío que llegará tan cerca, ya una edad tan joven, sin experiencia cívica o gubernamental – y con una seguridad laboral envidiable.
“No recuerdo un presidente que tuviera un consejero judío que también fuera su yerno”, me dijo Jonathan Sarna, el eminente historiador judío estadounidense de la Universidad de Brandeis. “Hasta donde yo sé, ningún presidente anterior tuvo un yerno judío mientras servía en la Casa Blanca”.
Sarna me recordó que otros presidentes del siglo XX tuvieron consejeros judíos muy cercanos: el presidente Woodrow Wilson escuchó a Louis Brandeis; el presidente Franklin Delano Roosevelt fue asesorado por Sidney Hillman, Henry Morgenthau, Samuel Rosenman y otros. (Es por eso que los antisemitas le decían el “deal judío”). “Bernard Baruch, por supuesto, debe haber aconsejado a nueve presidentes”, agregó Sarna. Richard Nixon tenía a su Henry Kissinger; Barack Obama a su Rahm Emanuel. Si las elecciones de 2000 hubiesen sido resultado de los votos directos, Joe Lieberman habría sido vicepresidente, a sólo un latido del corazón de la Oficina Oval.
Por siglos, las poderosas primeras damas también dieron forma a las presidencias de sus esposos, desde Abigail Adams hasta Eleanor Roosevelt. Después de que Wilson sufrió un derrame cerebral, su esposa Edith asumió los deberes presidenciales. Hillary Clinton fue encargada de reformar el sistema nacional de salud al lado de su esposo Bill.
Como en tantas cosas, Trump está reescribiendo el guión. Es difícil imaginar a Melania Trump – que, por ahora, ni siquiera se mudará a Washington – desempeñando algún tipo de papel político importante en la administración de su marido. En cambio, será Kushner con la oficina en la Casa Blanca, quien tendrá el oído del presidente – el poder detrás del trono. El único precedente es el rol que Bobby Kennedy desempeñó en el gobierno de su hermano Jack, cuando era Fiscal General de los Estados Unidos, pero ese arreglo levantó tantas banderas rojas que las leyes contra el nepotismo fueron escritas para evitar que volviera a suceder.
Como en tantas cosas, Trump está reescribiendo el guión. Es difícil imaginar a Melania Trump – que, por ahora, ni siquiera se mudará a Washington – desempeñando algún tipo de papel político importante en la administración de su marido. En cambio, será Kushner con la oficina en la Casa Blanca, quien tendrá el oído del presidente – el poder detrás del trono. El único precedente es el rol que Bobby Kennedy desempeñó en el gobierno de su hermano Jack, cuando era Fiscal General de los Estados Unidos, pero ese arreglo levantó tantas banderas rojas que las leyes contra el nepotismo fueron escritas para evitar que volviera a suceder.
Esas leyes contra el nepotismo, junto con medidas estrictas para evitar los conflictos de intereses, deberían impedir que Kushner trabaje en un papel oficial no remunerado, pero esas sutilezas no parecen impedir que Trump actúe como si pudiera hacer lo que le venga en gana. Más bien, los lazos familiares garantizan que Kushner, a diferencia de cualquier otro consejero, nunca será despedido o destituido. Si, como parece, el yerno es sumamente leal al padre, presumiblemente el padre es igual de leal al yerno.
Y así tenemos la extraña perspectiva de que posiblemente el candidato más prejuiciado a ser elegido en la América contemporánea eleve al nieto de supervivientes del Holocausto a la posición más alta hasta ahora en nuestra historia.
La larga historia del pueblo judío cuenta con muy pocas instancias en que hemos tenido poder político genuino. “Siglos de supervivencia en las tierras de otras personas impidieron a los judíos lograr la plena aceptación – y el acceso a las esferas del gobierno. Algunos individuos pudieron haber vivido a lo grande, pero el pueblo judío en su totalidad vivió en el sufrimiento, temeroso de antagonizar a aquellos de quienes ellos buscaban la tolerancia”, escribió Ruth Wisse, una erudita de la literatura en yidish y autora de “Judíos y Poder”.
Wisse escribió esas palabras hace casi una década – cuando Kushner y Trump, que aún no estaban relacionados, eran ambos demócratas – en el contexto de insinuaciones de que el “lobby israelí” estaba ejerciendo demasiado poder, un punto que Wisse, conservador, negó vigorosamente. En lugar de ello, argumentó, los judíos habían desarrollado durante siglos “estrategias de acomodación”, sobresaliendo en los oficios y el comercio permitidos por los gobernantes no judíos, con cuidado de no alterar el orden económico, político o social vigente, dispuestos a asimilarse o mantenerse al margen para asegurar la supervivencia.
El proyecto sionista fue una respuesta a esta posición inherentemente servil, por lo que el establecimiento del estado de Israel, que concede a los judíos tierra y soberanía y medios de defensa, era un punto de inflexión tan monumental, un alejamiento agudo de las atrincheradas limitaciones de la historia.
La ascensión de Jared Kushner podría ser otro punto de inflexión, mucho menos monumental, por supuesto, pero significativo. Algunos judíos pueden alegrarse de este hito, usando la presencia de Kushner como una prueba de que Trump no es tan malo como sabemos que es, que realmente no dice las cosas que dice en serio, y que seguramente no puede tolerar ningún antisemitismo, ya que tres de sus nietos están siendo criados para observar Shabat.
Pero Kushner también se convertirá en un imán para cada tropo antisemita qflotando en Internet. Ya ha comenzado, con sitios web de supremacía blanca que publican amenazas veladas sobre la influencia indebida de Kushner en “Jewmerica“.
No merece tales palabras de odio. Nadie lo merece. Pero tampoco Kushner se ha pronunciado en contra de la oleada de antisemitismo – junto con la intolerancia contra otras minorías, inmigrantes y discapacitados – desencadenada por la campaña de su suegro. ¿Su lealtad lo cegó? ¿Su deseo de ganar a cualquier costo borra todos sus demás valores? ¿No ve la conexión judía?
Me pregunto últimamente si Kushner es un José moderno, el primer “judío profesional” de la Biblia, quien se levanta literalmente desde las profundidades para convertirse en el segundo al mando del Faraón en el antiguo Egipto. Kushner debe sentir cierta afinidad por la historia de Joseph – uno de sus hijos lleva el nombre.
José, magnánimo, salva a su familia, asegurando la continuación de lo que se convertiría en el pueblo judío. ¿Servirá Kushner a su pueblo – por lo que me refiero no sólo a los judíos, sino al pueblo estadounidense? ¿O sólo permitirá avanzar a los peores y más peligrosos impulsos del hombre que ahora determinará su futuro? ¿Qué cosa es el poder si no se utiliza para hacer el bien?