La investigación fue publicada en la revista American Journal of Epidemiology, revela que las personas que oran o meditan obtuvieron beneficios similares, incluido un menor riesgo de abuso de sustancias y depresión.
Los investigadores analizaron datos de 7.458 personas. Sus datos fueron parte de estudios previos y fueron acompañados durante 14 años.
Según el estudio, el objetivo era identificar la "participación religiosa en la adolescencia (incluida la asistencia a la iglesia, la oración o la meditación) con datos sobre el bienestar psicológico, la salud mental, el comportamiento, la salud física y la formación del carácter como resultado en la adultez".
La conclusión es que los niños que asistieron a reuniones de la iglesia, al menos una vez a la semana, tenían un 18% más de probabilidades de considerarse "felices" a los 20 años, en comparación con aquellos que no tenían esa costumbre. Los mismos niños también estaban aproximadamente un 30% más dispuestos a hacer trabajo voluntario y un 33% menos propensos a consumir drogas durante la adultez.
El equipo no sólo analizó la participación en los servicios religiosos, sino que también midió cuánto tiempo pasaron orando o meditando. El resultado final indica que aquellos que oraron o meditaron cada día sintieron más satisfacción con la vida, procesaban mejor las emociones y eran más bueno y amable que aquellos que no pasaron tiempo orando. Los participantes enmarcados en esta categoría también tienen menos probabilidades de tener relaciones sexuales a una edad temprana o de contraer enfermedades de transmisión sexual.
"Estos descubrimientos son importantes para nuestra comprensión de la salud y las prácticas de los padres", dijo el autor del estudio, Ying Chen. "Muchos niños son criados de una manera religiosa y nuestro estudio muestra que esto puede afectar enormemente en su salud física y mental, más allá de la percepción de la felicidad y el sentido del bienestar". AcontecerCristiano.Net
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