Mary Livingstone cruzó el desierto de Kalahari y soportó dificultades extremas en las expediciones que llevó a cabo con su esposo, David. Pero su vida estuvo eclipsada por la fama de él.
Su sepultura en Mozambique es testigo de la historia olvidada de esta mujer.
A primera vista, el punto fronterizo de Vila Nova de Fronteira parece poco extraordinario.
Al final de un corto camino de tierra a través de la tierra de nadie que separa a Mozambique de Malawi, se ubica una lujosa construcción de los 1960 con columnas y techo inclinado. Una bandera ondea en lo alto de una torre.
Pero visto más de cerca se trata solo de un caparazón. Todos los edificios en este lugar fueron incendiados durante la guerra civil.
Peregrinando hacia una tumba
Dos trenes permanecen oxidados en las plataformas de la principal sala de aduanas. Donde debería estar colgado el escudo de armas del Mozambique portugués, removido después de la independencia en 1975, sólo queda una mancha.
En la esquina de la sala principal, un policía está sentado detrás de un escritorio, rodeado de registros.
A pesar de que es mediodía, parece que soy el primero que pasa hoy por aquí.
Después de unas preguntas, rápidas me estampan con gesto dramático mi pasaporte y su registro. El sonido hizo un eco alrededor del edificio vacío. Puedo entrar al país.
Todos a quienes pregunté parecían tener una opinión diferente sobre la mejor ruta a través del Zambesi y hacia Caia, la ciudad más cercana a la tumba de Mary Livingstone.
Nadie estaba muy seguro de qué carreteras todavía existían tras las recientes inundaciones o qué transbordadores estaban funcionando.
Mary Livingstone (nombre de soltera Moffat) 1821-1862
Nació en Sudáfrica, hija de un misionero
Se casó con el misionero y explorador David Livingstone en 1845
Tuvo seis hijos
Realizó el trayecto a través del desierto de Kalahari dos veces
Sufrió extremas dificultades en las expediciones con Livingstone
Perdió a un hijo poco después de que nació y sufrió un accidente cerebrovascular
Murió de malaria en 1862 cuando estaba con su esposo en el rio Zambesi
(Fuente: BBC History y el diario The Telegraph)
Sigue la ruta
Mi guía turística sugería que el Mutara era la mejor ruta: una vez que llegáramos allí quizás podríamos cruzar el puente de Dona Ana.
Los portugueses construyeron el que una vez fue el puente ferroviario más largo de África, en 1934. Gran parte de sus 40 arcadas fueron destruidas por los combatientes de la Renamo (Resistencia Nacional de Mozambique) durante la larga guerra civil en el país.
Cuando se alcanzó la paz los estadounidenses ayudaron a reconstruirlo y posteriormente se convirtió en un puente de carretera.
Llegamos cuando estaba anocheciendo y pronto encontramos la impresionante estructura que se extendía elegante a través del Zambesi.
Pero la idea de manejar a través de él se disipó cuando escuchamos el toque de una sirena.
Se acercaban dos locomotoras rojas que parecían nuevas. Cuando pasaron pude contrar 43 camiones detrás de ellas.
La vía está nuevamente funcionando para transportar carbón desde la minas de Tete hacia el puerto de Beira en el Océano Índico.
De inmediato me di cuenta de que mi guía turística estaba bastante desactualizada.
"Podrías tomar un ferry si manejas hacia el suroeste" dijo la mujer que dirigía el único hotel en Mutarara. Era un lugar simple, las cucarachas escalaban las paredes en grupo y dos recipientes de plástico verdes llenos de agua salobre eran nuestro lavatorio.
Pero las camas eran sorprendentemente cómodas. Y dormí bien.
Con el sol y una app de brújula
Al amanecer salimos hacia el suroeste utilizando el Sol y una aplicación de brújula en mi móvil para navegar.
El chofer de un autobús nos aseguró que era el camino correcto. "Pero es una carretera mala", dijo, "de unos 50 kilómetros".
Cuando recorrimos justo 50 kilómetros, la carretera llegó a su fin a orillas del río Shire.
Había canoas transportando cargas pesadas de bicicletas y mopeds a través del río. "No ha habido un ferry desde hace días", nos dijo uno de los barqueros.
Pero al otro lado del río podía ver una lancha, una plataforma simple con alambres gruesos que servían para empujarla de un lado al otro del río.
Después de casi una hora y media, la lancha comenzó a moverse. Le pregunté al capitán, un adolescente con una camiseta amarilla, cuánto debíamos pagar.
"200 meticales", anunció. Y me dio un boleto que parecía oficial, con el precio: US$5.40.
El río Shire fluye hacia el Zambesi y cruzarlo fue muy fácil: después de un corto trayecto manejando sobre un puente nuevo en Caia.
Eclipsada hasta la muerte
A mediodía llegamos a la misión en Chupanga donde Mary Livingston está enterrada. Una señal de metal oxidado en la carretera indicaba la dirección hacia la "Tumba de la esposa del Dr. David Livingstone".
Aún muerta, Mary seguía eclipsada por su dominante esposo.
Comenzó a llover. Nos cobijamos bajo un árbol y leí más sobre la vida miserable de Mary como la desatendida esposa de una de los más famosos exploradores del mundo.
Yo llevaba un ramo pequeño de flores de papel. Las dejamos sobre la tumba.
Los pigmentos rojo, púrpura y verde de las flores comenzaron a desteñirse con la lluvia y dejaron una delicada mancha sobre la tumba blanca.
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