Toda la noche me la pasé pensando en la visita que hice a Almolonga en mayo del 2002. Me pareció que el Espíritu Santo me indicaba que les compartiera este testimonio. Almolonga (Quetzaltenango) en un poblado indígena de unos 25,000 habitantes de Guatemala. Veinticinco años atrás el poblado era un desastre, el robo, el pillaje, la brujería, la hechicería, el alcoholismo, el desempleo, el adulterio, los asesinatos eran el modus vivendi de la localidad.
Para ver más gráficamente el asunto, te diré que un pueblito tan pequeño había 34 bares y 2 cárceles. La tierra era seca e improductiva. Pero un día el Espíritu Santo visitó a un borracho de la comunidad, un indiecito espiritista, alcohólico, desempleado, que no sabía leer ni escribir y que apenas mide unos cinco pies de estatura llamado Mariano Riscaché. El Espíritu Santo le dijo a Mariano que lo necesitaba para sanar aquella tierra y traer el más grande avivamiento que aquella tierra vería jamás.
Mariano Riscaché y su esposa
Mariano obedeció al Espíritu Santo, se convirtió a Jesucristo, y dejó el alcohol y comenzó a aprender a leer y a escribir para poder leer la Biblia. Comenzó a reunirse en su casa con su esposa y otra pareja amiga para estudiar la Palabra. Comenzaron a ayunar y a orar y los milagros comenzaron a suceder. Gente comenzó a llegar al grupo, Dios comenzó a salvar y a libertar; los demonios no se sujetaban frente a la oración del grupo. Como ello comenzaron a predicar en contra de la brujería, el espiritismo y la hechicería, los brujos del poblado planificaron matar a Mariano y a su esposa. Los envenenaron, estuvieron tres días agonizando, pero el grupo de hermanos siguió orando, reclamando vida para ellos y Dios contestó la oración. Cuando los brujos vieron que su brujería no había podido matar a Mariano, supieron que el dios que Mariano predicaba era más poderoso que sus demonios.
Poco a poco todos se fueron convirtiendo. Con todo, la pobreza en el poblado era tremenda, Mariano comenzó a orar y el Espíritu Santo comenzó a darle sabiduría para instruir a los nuevos convertidos acerca de sus finanzas. Comenzaron a cultivar la tierra, y Dios comenzó a hacer milagros de multiplicación. Yo vi las zanahorias y las mazorcas de maíz que se producen en ese lugar, increíblemente grandes. Antes del avivamiento ellos sacaban del poblado un camión de cosecha al mes, y el maíz y los vegetales eran comprados como mercancía de tercera porque eran muy pequeños y secos.
"Jesús es el señor de Almolonga"
Pero cuando yo los visité en el 2002, vi camiones y camiones que sacaban cosecha de los sembradíos diariamente. El pastor Mariano nos dijo que sacaban unos 40 camiones llenos de cosechas a la semana y que en el 1999 habían vendido unos tres millones de dólares. La mayoría de los bares del poblado cerraron, y la cárcel también fue cerrada; no había clientes para ella. Era emocionante pasar por las calles del poblado, todas las casitas estaban pintadas de colores vivos, brillantes; las indiecitas caminaban con rapidez por las calles con trajes de colores vivos también y sombreros.
En la madrugada se reúnen en la plaza para tomar los autobuses que los llevaban a los sembradíos y en las tardes los regresan. Los negocios del poblado y los autobuses y camiones tienen letreros con nombres evangélicos y frases sugestivas como: Ebenezer, Juan 3:16, Jesucristo es mi Señor. Jesús me salvó; etc. Cuando fui a Almolonga, el pastor Mariano nos llevó a una localidad donde estaba construyendo un enorme colegio para los hijos de los indiecitos del pueblo.
Las estadísticas dicen que todavía hoy, 25 años después de haber comenzado el avivamiento, ocho de cada 10 almonoguenses son cristianos evangélicos. Sencillo, el Evangelio de Jesucristo funciona, trae libertad, salvación, sanidad y prosperidad en todas las áreas. Dios está esperando que nosotros le creamos y nos levantemos a revolucionar el mundo como lo hicieron Pedro, Juan y Pablo.
El asunto no es si el Espíritu Santo lo puede volver hacer; el asunto es si puede encontrar a alguien que le crea y se deje usar. ¿Crees que te pueda preguntar a ti o estás muy ocupado? ¿Crees que te pueden acusar de estar alborotando al pueblo con tus enseñanzas como acusaron a Jesús? Se supone que eso hagamos… alborotar, estremecer a nuestra sociedad y cultura… Ese es el Gran Mandamiento… ¡Ups!
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