Un terrorista del Estado Islámico, cuyo nombre no fue divulgado, vio fallar la bomba que traía unida al cuerpo. Él hombre fue detenido por soldados de las fuerzas kurdas.
Desesperado, pidió ser asesinado por sus captores. Los pesgmerga – como son conocidos – estaban luchando contra un grupo de soldados del Estado Islámico cerca de Mosul, al norte de Irak.
La razón, de este terrorista era que no podía faltar a un evento que tendría lugar en el cielo, a las 16 horas de ese día. Se trataba de la fiesta de Isra y Mi’raj. La fecha recuerda al ‘viaje místico’ que supuestamente hizo el profeta Mahoma en un caballo alado desde la Meca hasta Jerusalén.
De acuerdo con el profeta de los musulmanes, él recibió órdenes de Alá en el cielo. A su regreso, comenzó a transmitir sus enseñanzas a los fieles que más tarde se llamarían musulmanes.
El teniente coronel Salim al-Surji dice que el prisionero fue herido tras la explosión de sus colegas, que eran terroristas suicidas.
El prisionero explicó que salió de la ciudad de Samarra, junto con otros 50 soldados. El plan era que todos murieran en combate con el fin de celebrar juntos la fecha en el cielo. Sin embargo, como su plan fracasó, él estaba muy triste.
A pesar de las apelaciones, los kurdos no mataron al terrorista más bien le dieron atención médica.
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