¿Milagro? Para el alcalde de la ciudad de alrededor de 25.000 habitantes sí lo es. “Yo creo que es obra de Dios”, señala Pedro Siquiná Yac, autoridad municipal y convertido al evangelio.Ahora le dicen “el jardín de las Américas”, por los vegetales gigantes que produce en nada menos que ocho cosechas anuales.
lunes, 26 de septiembre de 2016
Reportaje muestra a pueblo de Almolonga cambiado por el Evangelio
Hace 30 años era una ciudad con cuatro cárceles llenas, conocida por sus altos niveles de consumo de alcohol, pobreza y violencia. Hoy Almolonga, una pequeña ciudad guatemalteca en el departamento de Quetzaltenango (en el suroeste del país), tiene a sus centros penitenciarios cerrados por falta de reclusos.
El 80% de su población (alrededor de 25.000 personas) se dedica a la agricultura y el consumo de alcohol se redujo drásticamente.
¿Milagro? Para el alcalde de la ciudad de alrededor de 25.000 habitantes sí lo es. “Yo creo que es obra de Dios”, señala Pedro Siquiná Yac, autoridad municipal y convertido al evangelio.Ahora le dicen “el jardín de las Américas”, por los vegetales gigantes que produce en nada menos que ocho cosechas anuales.
El extraordinario tamaño de los vegetales que produce le dieron la fama a Almolonga de el “jardín de las Américas”. El alcalde, en una entrevista con el programa The World de la radio pública estadounidense PRI afirma que “la tierra es tan buena” que los vegetales que ahí se producen abastecen a buena parte de Guatemala y se exportan a otros países de Centroamérica.
La conversión al Evangelio
Almolonga significa “lugar donde brota el agua” en la lengua precolombina náhuatl. Y son justamente los manantiales y fuentes de agua subterráneas los que hacen tan fértil su tierra. Además, esos nacimientos de agua convierten a la agricultura de Almolonga en inmune a las sequías que azotan la región.
Sus ocho cosechas anuales superan con mucha diferencia a la mayoría de la agricultura centroamericana que promedia entre cuatro y seis recolecciones al año. Sin embargo, hace tan solo 30 años, esas tierras fértiles estaban descuidadas y abandonadas en su mayoría.
El pastor evangélico Jose Silverio Sánchez recuerda aquel pasado de forma casi apocalíptica. “El pueblo estaba en la extrema pobreza, había alcoholismo, adulterio, brujería y hechicería. Las calles eran un caos y los vegetales que producíamos eran muy pequeños”, relata el pastor.
Los últimos censos de población hechos en Guatemala revelan que la calidad de vida de los habitantes de Almolonga pasó a clasificarse como muy alta desde 2000, aunque los márgenes de pobreza todavía son elevados.
Almolonga tenía alrededor de 40 bares mientras que ahora existen menos de 10. El último censo en ese país indica que el 98% de la población de Almolonga pertenece a diferentes iglesias evangélicas. La “conversión” comenzó a mediados de los 70, antes de aquello la religión católica era predominante.
La ayuda del exterior
Ahora existen 25 iglesias evangélicas y eso no sólo significa más lugares para expresar la fe. Las iglesias evangélicas, señala el reporte de PRI, reciben recursos de otros países destinados a Almolonga.
Los pastores que trabajan en la ciudad viajan constantemente y reciben visitas de miembros de iglesias evangélicas de Estados Unidos y Sudamérica.
Los pobladores de ciudades vecinas creen que esa es la verdadera diferencia entre la prosperidad de Almolonga y sus pueblos: el vínculo existente entre la exportación de vegetales y la ayuda que llega de las iglesias evangélicas.
Amy Bracken, periodista de PRI, explicó a BBC Mundo que Almolonga es un pueblo que no está libre de pobreza y otros problemas, pero que sin duda tiene muchas cosas que marchan bien. Entre ellas están el próspero negocio de exportar las verduras y, también, el fervor religioso de su gente.
Fuente: BBC
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