Cuando la última “Luna de Sangre” apareció en el cielo de Jerusalén el pasado domingo 27 de septiembre, algunos segmentos evangélicos esperaban, que esta señal marcaría un cambio profundo en la situación de Israel. También se informó una y otra vez a lo largo del año que Francia haría una petición formal a la ONU para que Palestina fuera reconocida como un Estado y nación independiente. Sin embargo, Estados Unidos intervino y la petición no fue más allá.
Por otro lado, además del discurso que pronunció el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el miércoles (30), él asistió a una ceremonia en la que se izó la bandera palestina. Como no es una nación oficialmente, participa en la ONU como “Estado observador” que comparte con el Vaticano.
Fue la primera vez que la bandera de los palestinos fue vista frente al edificio de la ONU, junto a las banderas que representan a todos los demás Estados miembros. Abbas, hizo una breve declaración en la que dijo: “En este momento histórico, le digo a mi pueblo, a elevar en alto la bandera de los palestinos, porque es el símbolo de nuestra identidad”.
Durante su discurso oficial, Abbas dijo que Palestina merece “pleno reconocimiento” como un Estado. Citó los “enormes sacrificios” realizados por los ciudadanos palestinos y su “paciencia a lo largo de muchos años de sufrimiento y exilio”. También agradeció los esfuerzos franceses para revivir las conversaciones de paz que se han estancado.
Los analistas hicieron un llamado de atención por la amenaza realizada por el líder palestino, que habló acerca de una guerra religiosa a causa de los conflictos recientes en el Templo Monte. Señaló que dejará de respetar los acuerdos con Israel en Oslo, hace más de 20 años.
Abbas ha perdido el poder dentro de su partido, el Fatah, que controla Cisjordania mientras se enfrenta a la feroz oposición de la organización terrorista Hamas que controla la Franja de Gaza.
La autoridad palestina exigió que se detenga la construcción de nuevos asentamientos en territorios ocupados por Cisjordania. También pidió la liberación de prisioneros palestinos, todos condenados por terrorismo en Israel. Por último, acusó a Israel de sabotear los esfuerzos de la administración de Obama para mediar la paz.
Tras el anuncio, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el discurso de Abbas como “engañoso y que fomenta la incitación a la violencia en el Medio Oriente”, según informó Christian Today.
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