jueves, 2 de marzo de 2017

"Dios tiene un futuro pletórico de bendiciones para Israel"

El papel singular de Israel en la profecía y la relación de Israel con Dios de acuerdo con el pacto culminan durante el milenio. Dios tiene un futuro pletórico de bendiciones para Israel. En los 1000 años que siguen a la segunda venida de Jesucristo, Israel y Jerusalén serán la tierra y la ciudad santa que se convertirán en el centro de toda la actividad mundial (Is.65:18-23). Especialmente importante será la adoración de Jesucristo en el templo milenial (Jer.33:15-22; Ez.40-48; Zac.14:16-21). Durante el milenio Israel desempeñará un papel muy especial, porque en este tiempo tendrá lugar su restauración final, física y espiritual, como se ha prometido en la Biblia (Ez.37:21-22).

Hay cuatro facetas principales en la restauración final de Israel. Cada una de ellas está vinculada con un pacto bíblico específico y se amplia en profecías posteriores.


1. La regeneración de Israel ocurre durante la tribulación exactamente antes de la segunda venida de Cristo. La base de la regeneración es el nuevo pacto (Jer.31:31-34). Esta regeneración constará de la confesión del pecado nacional de Israel (Jer.3:11-18; Os.5:15) y un ruego por el regreso del Mesías (Zac.12:10; Mt.23:37-39). Las palabras de la confesión de Israel se encuentran en Is.53:1-9. A consecuencia de esta confesión, Israel será salvo como nación, en cumplimiento de la profecía de Ro.11:25-27. La petición de Israel por el retorno del Mesías se profetiza en Is.64:1-12; Jl.2:28-32; y Zac.12:10-13:9. La presente incredulidad de la nación de Israel no es permanente, y la futura aceptación de Jesucristo como Mesías por parte de Israel se cumplirá plenamente en el milenio.

2. La reunión nacional de Israel desde todas partes del mundo tiene lugar después de la regeneración. La base para el recogimiento es el pacto de la tierra de Dt.29:1-30:20, especialmente el cap.30, y se profetiza en otros pasajes (Is.11:11-12:6; Jer.16:14-15; Ez.11:14-18; Ez.36:24; Am.9:14-15; Sof.3:18-20; Zac.10:8-12). La reunión será total y permanente. Nunca más el pueblo escogido de Dios será perseguido ni dispersado. Los errores de la historia serán rectificados.


3. También tendrá lugar durante el milenio la posesión permanente de toda la tierra prometida a Abraham así como también el logro de la completa productividad de la tierra. La promesa de esta posesión y productividad se halla en el pacto Abrahámico de Gn.12:1-3; 13:14-17. Tras la regeneración de Israel, todas las promesas de este pacto se cumplirán (comp.Is.27:12-13; Jer.3:1-6; Ez.20:42-44; Jl.2:18-27; Mt.24:31). Por primera vez en la larga historia de Israel habrá paz, seguridad y productividad permanente en toda la tierra.

4. Jesucristo, el Hijo de David y Rey de reyes ocupará de nuevo el trono de David. La promesa sobre este acontecimiento se halla en el pacto Davídico de 2S.7:11-16 y 1Cr.17:10-14. Este pacto con David prometió un reino eterno, un trono eterno y un gobernante eterno. Todo esto se cristalizará en el milenio, con Jesucristo que reinará en Israel sobre un pueblo redimido (Is.9:6-7; Jer.23:5-6; Jer.33:17-26; Am.9:11-12; Lc.1:32-33). El reinado de Cristo desde el trono davídico se extenderá tanto a las naciones gentiles como a Israel, y todo el mundo sabrá que Jesucristo es el Señor.


Bibliografía: Biblia de Estudio de Profecía por Tim LaHaye, Autor: Timothy J. Dem