jueves, 2 de marzo de 2017

Estamos en el mes de la alegría para el pueblo judío.



Un mes de alegría


Este mes demuestra la naturaleza esencial de nuestra relación con Di-s
Por Naftali Silberberg

Ese mes fue cambiado de pena a alegría (Ester 9:22)

Cuando el mes de Adar entra, aumentamos la alegría (Talmud Taanit 26 b)

Hay muchas fechas alegres en el calendario judío, pero aparte de Purim, ninguna de ellas afecta a todo el mes, haciendo que sea auspicioso y alegre. ¿Cuál es a conexión intrínseca entre Purim y Adar? Quizás una comprensión de la naturaleza única de Purim nos permite comprender por qué su alegría se extiende a lo largo de todo el mes de Adar.

Haman quiso tomar ventaja de los judíos cuando ellos estaban en su punto más bajo. Tras casi un milenio de libertad e independencia, y constante confianza en milagros, ahora habían sido desterrados de su tierra, indefensos y aparentemente a merced de las leyes de la naturaleza. Esta era una experiencia completamente nueva para la nación judía. Su nivel espiritual también estaba significativamente afectado. El Templo de Jerusalén, donde se manifestaba la presencia de Di-s, un símbolo de la relación especial que tenía con Su pueblo elegido yacía en ruinas. En cuanto a las posibilidades de su reconstrucción —hasta los gentiles sabían de la profecía de Jeremías de que tras setenta años de exilio Di-s haría retornar a los judíos a su tierra y reconstruir el Templo. Setenta años habían pasado (o así pensaban todos, debido a cálculos erróneos) y la esperada redención no llegaba.

"Nunca ha habido un mejor momento" pensó Haman. "Seguramente el Pueblo Elegido perdió su elevada condición. Ahora es el momento perfecto para implementar la Solución Final".

Sin embargo Haman todavía no estaba satisfecho. Necesitaba una señal más que indicara la vulnerabilidad de los judíos. La lotería tendría la última palabra. Y realmente la lotería le dio la señal exacta que esperaba ansiosamente. La lotería designó a Adar para que fuera el mes en que su nefasto plan fuera puesto en marcha. El Talmud nos dice que Haman estaba exultante por esta señal favorable "Mi lotería cayó en el mes en que murió Moisés" exclamó. La desaparición de Moisés la "cabeza" de la nación judía, ¡seguramente era una metáfora para la desaparición de toda la nación!

Haman exitosamente ubicó con exactitud el momento en que los judíos estaban en su punto más bajo —históricamente como también de acuerdo al calendario —para implementar su plan… Pero su plan no tuvo éxito.

¿Por qué?

La historia de nuestra nación es muy comparada a la vida del hombre. Durante el transcurso de la vida toda persona sufre drásticos cambios, la fluctuación es el más consistente rasgo de la vida. El indefenso recién nacido no tiene virtualmente nada en común con la personalidad independiente, talentosa que emergerá más adelante. La adultez también tiene ascensos y descensos, días felices y días deprimentes, días satisfactorios y días aparentemente desperdiciados. Sin embargo hay una constante, la verdadera identidad y esencia de la persona. Juan Perez sigue siendo Juan Perez desde el día que nace hasta el día que muere.

Lo mismo es cierto con nuestra nación. Tenemos ascensos y descensos, tanto espirituales como materiales, pero nuestra verdadera identidad, el hecho de que somos la nación elegida de Di-s, nunca es afectada.

Realmente se puede argüir que, en cierto sentido, nuestra perpetua relación con Di-s es más evidente cuando estamos exiliados y oprimidos debido a nuestros pecados, y aun entonces Di-s interfiere por nosotros, como fue demostrado por el milagro de Purim: este fenómeno demuestra la durabilidad de nuestra relación; la habilidad de nuestra identidad esencial para sobrevivir sin que importe nuestro estado externo.

Todas las otras festividades celebran las "alturas" de nuestra nación. Y por lo tanto su alegría es limitada, porque las alturas no duran. Purim celebra un tiempo en que estábamos en un punto bajo en nuestra historia —pero nuestra relación con Di-s permaneció intacta. Por lo tanto su alegría es más grande que la alegría de cualquier otra festividad, porque demuestra la naturaleza esencial de nuestra relación con Di-s —y esa es una constante.

El mes de Adar, el mes al que Haman comprendió como el mes más nefasto para los judíos, es el mes más alegre del año —el mes en que tenemos en mente que "nefasto" no tiene absolutamente nada que ver en nuestra relación con Di-s.

Fuente: Jabad