viernes, 10 de junio de 2016

TIEMPOS DE TRIBULACION ,¿ESTAS PREPARADO?

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Primera pregunta: ¿De donde se supone que vienen o que provienen las tribulaciones? Otra pregunta anexa a esta: ¿Por qué yo, como cristiano, tengo que sufrir tribulaciones? No me diga usted que nunca jamás se ha formulado alguna de estas preguntas.
Es más: ¿Cuántas veces se ha planteado, incluso, el clásico interrogante de: “.Pero como. si no he pecado… si no he hecho nada indebido, ¿Por qué es, entonces, que me ha sobrevenido esta tribulación, la persecución, los problemas graves, las crisis?
¿Sabe por qué le está ocurriendo todo esto? Porque usted no sabe, no ha entendido el origen, la razón de las pruebas, tribulaciones o persecuciones. La Palabra de Dios dice que el enemigo, el diablo, él es el tentador.
La Palabra de Dios, asimismo, dice que todo lo bueno, que toda buena dádiva, que todo don perfecto desciende de lo alto, por tanto todas las tribulaciones, todas las persecuciones, vienen del diablo. ¿Así como así? No lo dude, así como así.
Usted no puede acusar a Dios de cosas que no vienen de Dios, ¿Entiende? Tome nota: Droga, Crímenes, Violaciones, Desastres, Guerras, Desnutrición, SIDA. ¿Imagina usted a Dios armando cuidadosamente alguna de estas plagas destructivas para su creación, el hombre?
La Biblia dice que hay alguien, el príncipe de este mundo, que es el autor de todo lo malo, de todo lo horrendo, de todo lo originado en la maldad. Es el mismo que en este tiempo tiene y sostiene al sistema mundano, al Cosmos, cosa que sucederá hasta el día del fin de ese sistema. Lo que el mundo conoce y llama equívocamente: “el fin del mundo”.
(Marcos 4: 16)= Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales; los que cuando han oído la Palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la Palabra, luego tropiezan.
La Tribulación viene por la Palabra de Dios. Y dice que cuando viene la tribulación o la persecución, tropiezan. ¿Sabe por que? Porque el cristiano verdadero, el que está fundamentado en la roca, Jesucristo, en lugar de tener miedo o decir “me voy de la iglesia”, cuando está pasando por estas tribulaciones o persecuciones, más se aferra de Dios.
En el momento en que nosotros recibimos a Cristo en nuestro corazón, nos convertimos en un objetivo para el enemigo. Si usted es un creyente al cual le gusta testificar, buscar al perdido o involucrarse en las cosas de Dios, mayor será el ataque.
Si no fuera así. ¿Cómo podría entenderse que cuando un pastor se levanta en el poder de Dios y su iglesia comienza a crecer, muchos consiervos suyos, en lugar de glorificar a Dios por ello y gozarse por ese crecimiento, se le vuelven en contra criticándolo por cosas menores y omitiendo o despreciando las mayores? Cuidado: Dios no se agrada de los que retroceden.
Jesucristo dijo: Me seréis testigos. La palabra TESTIGO, viene de la palabra griega MARTIRUS, que significa nuestra más conocida MARTIR. Jesucristo nos está diciendo: Si ustedes deciden ser testigos míos, es porque ustedes están dispuestos a morir por mí.
Hay mucha gente que vocifera que está dispuesta a morir por Cristo, pero el testimonio real de sus vidas está demostrando que ni siquiera está dispuesta a vivir por Cristo. ¿Qué le hace pensar a usted que es un hombre o una mujer dispuesta a morir por Cristo, si en esta vida no se muestra dispuesta a vivir por ÉL?
Un testigo de Jesucristo es uno que cuando habla de conversión, de paso de muerte a vida, de sanidad física, de liberación, no va a decir: “Esto según lo escrito por el doctor Fulano de Tal”. Un testigo va a decir: “A esto, ¡El Señor lo hizo conmigo!” Por causa, entonces, de ser un testigo lleno de Dios, la persecución va a venir.
El diablo jamás va a prestarle atención al que se pasa toda su vida sentado en el mismo banco, criticando todo y no haciendo nada. El diablo sentencia, y si tiene la más mínima oportunidad ejecuta, al que se involucra en las cosas de Dios. No estoy diciendo organizaciones religiosas, aunque por allí las incluya; estoy diciendo las cosas de Dios.
El caso es que el pueblo de Dios padece tribulaciones. Y muchos andan erráticos, confundidos, llenos de culpa porque no saben por qué les ocurre lo que les ocurre. Las tribulaciones, por reglas generales, vienen por tres causas:
1)= Como leíamos recién, por causa de la Palabra.
2)= Por causa del nombre de Jesús. En el Libro de los Hechos, 9:4, Jesús no le dice a Pablo que está persiguiendo a su iglesia. Le dice directamente: Pablo.¿Por qué ME persigues? , cosa que repite en el verso 5, cuando dice: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Y, finalmente, en el verso 16, Jesús le dice a Ananías textualmente y en referencia a Pablo: Porque yo te mostraré cuanto es necesario padecer por mi nombre.
3)= Para probar nuestra fe. Hay algo que debemos decir  antes que otra cosa: Dios no manda tribulaciones. Permite, en algún momento, que el diablo, ansioso de desacreditar la obra de Dios, le sacuda a usted un poco, para que eso le sirva de estímulo. Pero no es Él quien le manda la tribulación. Antes que juez, Dios es padre, y un padre jamás podría hacer alegremente algo que hiriera a un hijo.
(1 Pedro 1: 6)= En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
Ahora mucha gente se pregunta: ¿Qué necesidad tiene Dios de permitir que yo pase por todo este lío sólo para probar mi fe? ¿No sabe Él, la calidad de fe que yo tengo, que necesita dejarme sufrir así?
Se equivocó. Dios no lo deja sacudir probando su fe para saberlo Él; ¡Lo hace para que lo sepa usted! ¿Y de que me sirve eso? De mucho. La Biblia dice que .El escudo de la fe de nuestra armadura sirve para apagar los dardos del maligno.
Hay un conflicto aquí y ahora y usted forma parte de ese conflicto. Usted no es un invitado formal, usted es un protagonista directo. Y en ese conflicto, las tribulaciones son consecuencia, no posibilidad.
La carta a los Hebreos dice que no caiga usted en el desánimo. El diablo va a intentar convencerlo, si puede, que Dios se ha olvidado de usted. Pero usted sabe que no es así porque Él, dice que jamás se verá al justo desamparado. En nada.
Se me ocurre una pregunta que usted se la puede formular a usted mismo al unísono conmigo: ¿Qué hace un cristiano cuando está siendo atribulado? No me responda lo que hace usted. No me responda lo que ha visto hacer a otros. Sencillamente lea.
(Santiago 1: 2)= Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.
Lo que le está diciendo esto es que: cuando la tribulación, la miseria, el quebranto, el dolor, el problema grave llegue a su vida, lo primero que usted tendrá que hacer es que el gozo de Jehová esté fluyendo de su corazón.
¿Sabe por que? Porque en el gozo de Jehová está la fortaleza de Dios en su vida. .Aunque no haya animales, ni ovejas en la manada; aunque no haya que comer; aunque no haya ninguna de estas cosas, – decía Job -, .con todo esto, yo me gozaré de mi salvación.
Dios no mide las cosas de acuerdo con nuestros parámetros, los mide conforme a SUS parámetros, a los de SU reino. Un conocido evangelista, ganador de muchísimas almas, cada vez que llegaba a un lugar, lo hacía acompañado por un hombre totalmente anónimo y hasta intrascendente, de muy pocas palabras, encargado de llevarle la valija, los bolsos y los trajes. Un día, este hombre se arrodilló muy quebrantado. Había terminado una de las noches de la campaña donde estaban; se habían entregado a Cristo más de mil personas, y él se sentía muy mal, casi como avergonzado.
“Oh Señor”, – dijo en oración, “¡Tu siervo ha predicado tu palabra, más de mil personas te han dicho que sí por eso, y yo aquí sin hacer absolutamente nada más que llevarle las valijas, cargar los bolsos, traer los trajes!”
Dios le respondió: “Hijo.ese siervo que ha predicado mi palabra y traído a mis pies a esas mil almas, para mí, es un número Uno. Pero tú, por tu simple humildad y obediencia, por hacer sin protestar ni reclamar lo pequeño que se te manda, también eres un número Uno para mí.
Y doña María, esa abuelita muy pobre y algo sorda que está en tu iglesia; esa mujer a la que casi nadie le lleva demasiado el apunte ni le presta atención, y que en este momento ayuna, ora e intercede por esta campaña, también es una número Uno para mí.”
Cuando usted entiende este principio; cuando conoce que Dios ve las cosas de un modo muy diferente a como lo ven los hombres, es que empieza a caminar por un camino seguro, eludiendo zancadillas, empellones, cascotazos y palos, es cierto, pero seguro en Cristo.
Curiosamente, esa seguridad en Cristo, lo p0rimero que trae, es inseguridad humana en el cuerpo institucionalizado de Cristo, la Iglesia. Los primeros que habrán de mirarle torcido serán los religiosos. Cumplidores a rajatabla de todos los estatutos, normas y reglas institucionales, pero dormidos y hasta muertos espiritualmente.
¡Es que hay mucho alboroto aquí! ¡Nunca se hizo esto! ¡A Dios no le gusta así! ¿Por qué tanto bullicio? ¡No es nuestra costumbre! Sin embargo, Dios empieza a moverse, a obrar con poder. No importa. El bullicio y su molestia me interesa más. Todo lo que respira alabe a Jehová. Amén. Los muertos no alaban.
1)= ¿Qué hacer cuando se encuentra en tribulaciones? La tribulación viene del diablo, nunca viene de Dios. Y vendrá por tres cosas: por el nombre, por la palabra y para destruir su fe. Empiece a alabar a Dios.
Que el gozo de Jehová esté en su corazón aunque usted no lo sienta. Glorifique a Dios. Levante sus manos, alabe su nombre, bendígalo, medite en su palabra, aférrese a su palabra. Tarde o temprano, va a tener la victoria prometida.
2)= Pida sabiduría a Dios. Muchas veces las tribulaciones vienen porque nosotros mismos las buscamos. Dice el Libro de los Hechos: .Que nadie padezca por malhechor, por ladrón, por mentiroso, por fornicario, etc.
Eso sí; no vaya a andar diciendo que está padeciendo por causa de Cristo y después resulta que le gusta robar y por eso fue a parar a la cárcel; no por causa de Cristo ni por la persecución. Si usted está predicando en la calle y alguien le arroja un golpe o una hortaliza, usted no tiene por qué levantar un dedo, porque eso es por causa de Cristo.
Pero si sencillamente, porque a un sujeto se le da la gana sacudirlo sin motivos y usted piensa por un momento presentar la otra mejilla, lo más probable es que reciba otro golpe más fuerte en ella. Entonces será tiempo de hacer lo que dijo alguna vez un pastor amigo: ¡Ahora verás como te doy una santa trompada en el nombre de Jesús!
Esto lo digo porque hay mucha gente que todavía piensa que los cristianos somos algo bobos y tontos. Quizás tengan sus motivos para pensarlo, pero lo que yo puedo decirle es que no debemos comportarnos como bobos y tontos. Si lo hacemos, los que estamos errando el blanco, somos nosotros.
Usted puede decirles ya mismo que se equivocaron, que no somos ningunos bobos, que tenemos la sabiduría de Cristo, que somos hijos del Dios Todopoderoso. Por causa de Cristo usted no abre su boca; por causa de Cristo usted se queda callado.
Si por causa de Cristo, en la universidad o en el colegio le persiguen, usted se queda callado. Usted no se defiende y, cuando tenga que defenderse, lo va a hacer con palabras de amor, no de odio, bronca, rencor o resentimiento revanchista y vengativo.
Tenemos que pedir sabiduría. Y esta palabra, sabiduría, es la palabra SOPHIA, y significa tener un conocimiento de cómo regular la relación con Dios. Significa aceitar, ajustar, afiatar y afianzar lo Suyo con lo Nuestro. Algo así como una Sinfonía.
¿Y que tiene que ver esto con la tribulación? Algo. Piense. ¿Sabe una cosa? Lo que va a sostenerlo a usted en el momento de la tribulación, va a ser la comunión, la relación con su Padre. Si usted no tiene comunión con Dios, aunque apriete los dientes para gozarse, no va haber ningún gozo, porque el gozo viene cuando estamos verdaderamente en la presencia de Dios.
3)= Resistir con fe. Usted no se va a mover. Usted se va a quedar ahí, parado. Dice la Biblia que .por la fe y la paciencia se heredan las promesas. Por tanto, es en fe que usted va a resistir; esperando, sabiendo que aunque el problema no está allí, Dios le va a dar la salida.
¿Cuántos han sido atribulados en el pasado? ¿Cuántos están siendo atribulados hoy, en el presente? No preguntaré lo mismo con respecto al futuro porque ninguno de ustedes lo conoce, ¡pero la Biblia dice que también será usted atribulado en el futuro!
(2 Corintios 18)= Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aún perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte.
¿Qué es lo que dice la Biblia que sucede después que la tribulación ha pasado? Dice que algo va a ocurrir. ¿Está usted dispuesto a creer eso? No importa cuan descabellado parezca en contacto con las circunstancias naturales. ¿Lo creerá o no?
(2 Corintios 4: 17)= Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.
En otras palabras: cuando usted sale de la tribulación, sale con más fuerza para darle al diablo por el rostro con todo. ¿Parece increíble, no es así? Las cosas de Dios, siempreparecen increíbles. Si no, no serían de Dios, serían humanas.
Y vamos a terminar hablando de las tentaciones. La palabra TENTACIÓN, significa “Ser incitado a hacer el mal”. Por eso es que dice santiago que, cuando nosotros somos tentados, no digamos que somos tentados de parte de Dios. Dios no tienta a nadie. El diablo es el que le trae a usted la tentación para que peque. Porque entre otras barbaridades, ser tentado significa ser incitado a desobedecer a Dios.
¿Y como es que llega la tribulación a nuestra vida? El medio que utiliza, es la concupiscencia, el viejo hombre, la carne, el Adán caído. También viene por los sentidos. Viene por el gustar, por el palpar, por el oír, por el olor, por los ojos. Cuidado con los ojos. No se trata de que usted se coloque anteojos oscuros para sol aún de noche. Dios ve detrás de sus anteojos. El pastor y los hermanos (O las hermanas), son los que no se dieron cuenta.
La tentación tiene ciclos. Primeramente atrae. ¿Y como atrae? Por los sentidos, o por la vieja naturaleza carnal, es decir: la concupiscencia. Ambas cosas quieren desobedecer a Dios. El diablo, lo único que tiene que hacer, es empujarlo, apurarlo. ¡Hazlo ya! ¡No esperes más!
Tribulación y tentación son dos cosas diferentes. LA tribulación viene para probar su fe y viene por causa de la Palabra. La tentación viene para que usted peque, para que usted desobedezca, porque el diablo sabe que cuando usted desobedece, usted mismo se quita la protección de Dios.
Los tres ciclos de la tentación, son: 1) Atrae. 2) Seduce. 3) Concibe. ¿Qué le pasó a Eva? La pobre Eva se puso a contemplar el árbol prohibido y dice que era agradable a los ojos. Primeramente la atrajo, después la sedujo. En ese momento fue que concibió el pecado.
Toda tentación va a establecer sus raíces primeramente en la mente. Allí comienza todo. Tanto sea una tentación de poder, de dinero o de sexo, siempre comienza en la mente. Por eso es que todo cristiano, cuando siente que viene un pensamiento “extraño” a su mente, no juega con él; ¡Échelo fuera!
Porque cuando usted permite que la tentación comience a operar libremente, a modo de fantasía, porque supone que todavía no corre ningún riesgo, suceden tres cosas: 1) Se le adormece el entendimiento; está como embotado; se siente como que no está en esta tierra. 2) Se le inclinan las emociones. Lo único que usted quiere hacer es lo que está pensando en hacer. 3) Debilita la voluntad. Ser tentado no es pecado; ceder a la tentación es pecado.
En la voluntad del hombre es donde el hombre cede, cierra, abre, decide, lo toma o lo deja.

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