El reverendo de la congregación dijo a CSW que las autoridades lo amenazaron con siete años de prisión si hablaba públicamente sobre la destrucción de su iglesia.
jueves, 21 de abril de 2016
Demuelen iglesia evangélica y amenazan a pastor en Cuba
La persecución contra los templos evangélicos en Cuba continúa en auge. Un nuevo caso se presentó en la ciudad de Las Tunas, donde una iglesia fue demolida por funcionarios de gobierno y el pastor de la congregación fue amenazado.
La iglesia Fuertes Vientos, que está afiliada al Movimiento Apostólico -una denominación protestante no registrada- es la cuarta en Cuba y la segunda en Las Tunas en ser destruida por el gobierno desde comienzos de este año, según un comunicado de Solidaridad Cristiana Mundial (CSW, por sus siglas en inglés).
El reverendo de la congregación dijo a CSW que las autoridades lo amenazaron con siete años de prisión si hablaba públicamente sobre la destrucción de su iglesia.
Travieso, relata que el 9 de abril cientos de funcionarios del gobierno rodearon la propiedad, que es pertenece a Caridad Reyna, un miembro de la iglesia. Él fue detenido mientras llevaban a cabo la demolición.
“La granja fue atacada por cientos de efectivos de diferentes entidades gubernamentales y utilizaron maquinaria pesada moderna para destruir las bases que habíamos construido y una plataforma de ladrillo cubierta con tierra.
Rompieron el piso con una excavadora y confiscaron todos los bancos en los que más de 70 miembros de la iglesia se sientan, todas las luces y los cables y equipos eléctricos, así como las herramientas para llevar a cabo el trabajo, tubos de hierro y una mezcladora de cemento”, dijo Travieso.
“El valor de los artículos que robaron asciende a más de 50.000 pesos cubanos y esto es sin incluir las 14 láminas de zinc y los tubos donados por los miembros de la congregación que son un valor aproximado de 20.000 en nuestra moneda nacional”, añade.
El Rev. Travieso fue detenido durante horas, aunque los funcionarios no presentaron ninguna orden de detención. Agentes de seguridad del Estado le entregaron una orden de detención previa, que incluye una condena de siete años de prisión si alguien en la congregación hace quejas públicas sobre la destrucción de su iglesia.
“Todas estas violaciones continúan sucediendo en mi país, sin ninguna atención, por eso compartimos la noticia de esta gran injusticia con la comunidad internacional”. También expresó su preocupación y pidió el apoyo internacional con respecto a su propia seguridad, “… yo podría caer en manos desleales en cualquier momento”.
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