El aborto sigue siendo una cuestión polémica en Estados Unidos, donde es legal a nivel federal desde 1973.
Más de dos tercios de los estadounidenses se oponen a revocar la decisión Roe v Wade y la mayoría defienden que la interrupción del embarazo debería ser legal en todos los casos o en la mayoría de ellos, indicó este mes el Pew Research Center.
Los esfuerzos para restringir el aborto han ido ganando impulso, de acuerdo con el informe de la fundación. Las 334 restricciones aprobadas por los estados en los últimos cinco años suponen un tercio de todas las restricciones promulgadas desde 1973.
Las instalaciones que ofrecen servicios de interrupción del embarazo se cifraban en 1.700 en 2011, mientras que tres décadas antes sumaban 2.900, añadió.
Más de un tercio de las mujeres estadounidenses en edad reproductiva viven en regiones donde no hay clínicas donde se lleven a cabo estas intervenciones. En las zonas donde sí se puede acceder al aborto, las clínicas de Planned Parenthood son los principales prestatarios de estos servicios, de acuerdo con estos datos.
En el estado de Missouri, en el Medio Oeste estadounidense, solo hay una clínica con licencia para practicar el aborto.
La mitad de todas las mujeres del país que acuden a la interrupción del embarazo tienen ingresos por debajo del nivel federal de pobreza y apenas la mitad lo pagaron con dinero de su bolsillo.
Además de la Enmienda Hyde, que prohíbe el uso de fondos federales para subvencionar los abortos, 25 estados prohíben que las pólizas privadas de seguro médico cubran este método de interrupción del embarazo.
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