lunes, 6 de febrero de 2017
Irán desafía a EE.UU. y realiza nuevos ensayos con sus misiles
Irán reaccionó ayer a las sanciones impuestas por EE.UU. con medidas en espejo y la realización de nuevos ensayos militares con misiles en una peligrosa escalada de la tensión bilateral. La crisis amenaza con romper el histórico acuerdo tensión que amenaza con romper el histórico acuerdo nuclear entre Teherán y seis potencias de Occidente y Oriente.
El pasado domingo la teocracia ejercitó uno de sus misiles. Se trata de un proyectil de medio alcance que explotó tras recorrer unos mil kilómetros, y, el lunes siguiente, el movimiento rebelde shiita de los hutíes en Yemen, apoyado por Irán, bombardeó con éxito un buque de guerra saudita en el mar Rojo. Arabia Saudita es un aliado estrecho de Washington.
Israel condenó de inmediato los ensayos como “una agresión” y la Casa Blanca no demoró en asegurar que violaban prohibiciones previas. El presidente Donald Trump advirtió a Teherán en su Twitter que “está jugando con fuego” y aplicó nuevas sanciones económicas contra 13 individuos y 12 entidades relacionadas con el programa de misiles balísticos de Irán que rigen desde la semana pasada.
Teherán no se amilanó y ayer comenzó otra serie de ensayos militares con misiles para mostrar su “capacidad y preparación para actuar contra cualquier amenaza e infravalorar las sanciones”. Así lo señalaron en un comunicado los Guardianes de la Revolución, el cuerpo militar de élite que se encarga desde 1979 de preservar los valores de la República Islámica.
Irán sostiene que sus misiles son defensivos y no ofensivos. El tema de estos proyectiles no figuró en los acuerdos nucleares del deshielo. Existe sí una reglamentación del Consejo de Seguridad, la resolución 2231, que impone limites si se trata de proyectiles ofensivos con cabeza nuclear. La Agencia Internacional de Energía Atómica, dependiente de la ONU, respaldó la semana pasada los argumentos de Irán respecto al carácter de los proyectiles.
La escalada no parece detenerse en esos detalles y para Washington tiene como blanco el desmonte del convenio internacional con Irán. Ese acuerdo, que redujo el programa nuclear del país persa y fue comparado en su trascendencia, con el de Camp David de 1978 que selló la paz entre Egipto e Israel, fue condenado por Trump.
Pero el flamante presidente no puede romperlo porque el pacto es multinacional e incluye además de EE.UU. la firma del resto de los miembros del Consejo de Seguridad, Rusia, China, Reino Unido y Francia, además de Alemania. Israel también lo ha rechazado, pero la comunidad de inteligencia en EE.UU. y también la israelí recomendaron que el convenio se mantenga.
Irán, ayer, además de los nuevos ensayos misilísticos impuso, a su vez, una serie de “restricciones legales a un número de individuos y entidades (estadounidenses) implicadas en la financiación y apoyo a grupos extremistas en la región”, dijo la nota de los Guardianes. Teherán acusa a las autocracias árabes de financiar al terrorismo de ISIS o el de al Qaeda para golpear objetivos iraníes.
El canciller iraní, Mohamed Yavad Zarif, comentando esta crisis creciente, aseguró que su país “nunca va a iniciar una guerra” y que solo usará sus armas “en defensa propia”. El primer vicepresidente iraní, Eshaq Yahangiri, rechazó, a su vez, las acusaciones del Pentágono que calificó a Irán de auspiciar del terrorismo (ver esta página). El funcionario iraní aseguró que su país “no es un problema para la región”, sino la nación que “puede ayudar a resolver” las crisis de Medio Oriente
Fuente: Iton Gadol
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